ISOFALVONAS DE SOJA: ¿VERDAD O MENTIRA?
¿Qué hay de verdad sobre el uso de las isoflavonas de soja durante la menopausia?
¿Realmente tiene algún beneficio tomarlas?
¿Es mejor tomarlas en alimentos enriquecidos con soja o en suplementos dietéticos con isoflavonas?
Aunque estas preguntas pueden parecer sencillas de responder, en realidad no es nada fácil contestarlas. Como podréis apreciar después de leer el post no es fácil dar una recomendación basada en la evidencia científica, ya que no hay mucha evidencia científica y es controvertida, lo cual no significa que las isoflavonas de soja no sirvan para nada.
Empecemos por el principio: ¿qué son las isoflavonas? Las isoflavonas son unos compuestos químicos de origen vegetal (presentes en la soja, aunque no sólo) a los que se denomina habitualmente fitoestrógenos (fito=vegetal; estrógenos=hormonas femeninas). Las isoflavonas aparecen sobre todo en especies de la familia FABACEAE, como la soja (Glycine max) o el Trébol rojo (Trifolium pratense). Las principales isoflavonas aisladas en estas especies son: genisteína, daidzeína y gliciteína junto a sus derivados glucosilados y metoxilados (vaya nombrecitos…..).
Se les denomina fitoestrógenos porque su estructura química se parece mucho a la del estradiol (hormona femenina). Al tener una estructura similar al estradiol, las isoflavonas pueden interactuar con los receptores del estradiol en nuestro organismo, dando lugar a cierta actividad estrogénica (producen efectos similares, aunque más débiles, a los de los estrógenos). De este modo, se les pueden atribuir a las isoflavonas unas propiedades similares a las que produce el estradiol en el organismo. El complejo resultante de la unión de las isoflavonas a los receptores estrogénicos es equivalente al que forma la hormona 17-beta-estradiol, pero para que funcione, la concentración de genisteína o diadzeína (isoflavonas) debe ser 10000 veces mayor que la concentración de 17-beta estradiol (eso es mucha soja!!!)
Siguiendo este hilo y a priori podríamos pensar que si en la menopausia existe una reducción drástica de la producción de estrógenos, la ingestión de isoflavonas podría ayudar a paliar este déficit de estrógenos y evitar en parte los efectos que sobre la salud provoca la pérdida de los estrógenos.
Hasta aquí todo es teórico. Una de las principales dificultades para demostrar la actividad de las isoflavonas de soja sobre el organismo es que la mayoría de estudios se han realizado con soja y no con las isoflavonas, lo que implica no saber exactamente si la actividad observada se debe a las isoflavonas o a otros componentes de la soja. Tampoco sabemos la cantidad de isoflavonas presentes en la soja utilizada en los estudios (no siempre es la misma) , aunque si sabemos que la soja y sus derivados son los alimentos que contienen mayor cantidad de isoflavonas.
Hasta aquí habríamos contestado más o menos a la primera pregunta: Hasta el momento no hay estudios científicos de suficiente calidad que avalen o no los beneficios de la soja sobre nuestro organismo. Cuidado! ¿Quiere decir esto que no sirven para nada? No, sólo significa que no hay suficientes pruebas científicas para afirmarlo/desmentirlo rotundamente.
Otra cuestión interesante a mencionar es que la mayor parte de las isoflavonas contenidas en la soja están unidas (conjugadas) a la glucosa en una forma denominada glucosilada. Y ¿por qué es importante? Pués parece que la forma en que las isoflavonas están presentes en los alimentos influye en su absorción por parte de nuestro organismo. Así las isoflavonas glucosiladas (unidas a glucosa) se absorben menos que las isoflavonas libres. Esto explica que los alimentos de soja fermentada (miso, tempeh, pasta de soja) sean alimentos más activos, ya que las isoflavonas se encuentran libres gracias a que en el proceso de fermentación de la soja las bacterias han hidrolizado (roto) las formas conjugadas o asociadas a la glucosa.
La isoflavonas conjugadas deben ser hidrolizadas antes de proceder a su absorción, en cambio las isoflavonas en forma libre son absorbidas directamente dando lugar a su metabolización. Se ha observado que entre un 20%-30% de humanos son capaces de producir equol un producto que presenta una actividad más potente que las propias isoflavonas. La capacidad de producir este equol se incrementa con el consumo de grandes cantidades de soja. El perfil de flora intestinal personal puede influir de forma significativa en la biodisponibilidad y actividad de las isoflavonas.
Así ya podéis ver que el tema no es que no sea fácil si no que más bien es bastante complejo y que no hay blanco o negro sino más bien tonos grises.
Algunos vegetales que tambien contienen isoflavonas de soja son: lentejas, garbanzos, guisantes y judías blancas aunque la cantidad de isoflavonas que contienen no llega a 1 mg/100 g de producto ( la soja puede contener entre 60-340 mg de isoflavonas/ 100 g de soja). La cantidad de isoflavonas presentes en la soja, puede variar dependiendo de la variedad de soja, la cosecha y la localización geográfica.
¿Podemos pues afirmar que los alimentos (leche, yogurt, etc…) enriquecidos con soja aportan una cantidad suficiente al organismo para que podamos obtener algún beneficio? Pues no lo sabemos exactamente. No siempre sabemos exactamente la cantidad de soja que contienen, la cantidad de isoflavonas que contienen, la forma en que se presentan las isoflavonas (libres o conjugadas), etc…Es decir que bajo nuestra modesta opinión no tenemos ninguna seguridad de que nos aporten un beneficio y por lo tanto deberemos valorar si queremos pagar el sobreprecio de estos productos, si lo que buscamos es el beneficio sobre la salud.
Acudir a suplementos dietéticos de los que sepamos exactamente la cantidad de isoflavonas de soja que nos aportan para que puedan ejercer algún efecto beneficioso sobre nuestra salud parece una mejor opción. En caso necesario, debemos acudir a estos suplementos porque nuestra dieta sólo nos aporta 5 mg/dia de isoflavonas, mientras que en los países asiáticos la cantidad diaria de isoflavonas procedentes de la dieta es de 40 a 50 mg y en Japón de 200 mg. Y claro, no vamos a cambiar nuestra dieta mediterránea por la japonesa, pero lo que si podemos hacer es suplementar nuestra dieta aumentando la cantidad de isoflavonas de soja que tomamos.
En otro post os hablaremos de los diferentes suplementos dietéticos con isoflavonas de soja.
Hasta entonces, recordad que siempre estamos a vuestro servicio en Farmacia Carretera de Mata 43.
Etiquetas: fitoestrogenos, isoflavonas, menopausia, soja
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