EL ALZHEIMER NO ME HARÁ OLVIDAR TU CARIÑO
El alzheimer es la causa más común de demencia en las personas mayores. Ésta enfermedad es irreversible, y lentamente destruye la memoria y hasta la capacidad de llevar a cabo las tareas más simples. La persona que lo padece pierde interés en sus aficiones y pasatiempos. Es incapaz de adoptar decisiones y evitar cualquier tipo de responsabilidad. Se desorienta, tiene extraños cambios de humor…
A cada persona le afecta de forma distinta. Aunque la enfermedad tiende a seguir el mismo patrón, todo dependerá también del estado en que parte el enfermo. La personalidad, las condiciones físicas y situación social son factores importantes.
El alzhéimer afecta hoy en día a 44 millones de personas en todo el mundo. Según los expertos, este tipo de demencia continuará con una tendencia ascendente y se prevé que llegue a afectar en 2050 a 135 millones de personas, por lo que se convertiría en la enfermedad más importante del siglo XXI.
Los datos analizados evidencian la expansión de la enfermedad y el incremento de la población afectada desde que fuera descubierta por el neurólogo alemán Alois Alzheimer en 1906.
Existen 3 fases en la evolución de la enfermedad de Alzheimer:
FASE LIGERA. El enfermo empieza a olvidar cosas cotidianas, como los nombres de los familiares, pagar facturas… tiene cambios de humor y problemas en la comunicación. En general, en esta fase, el enfermo aún se encuentra bien, sigue razonando adecuadamente y puede llevar su vida diaria.
FASE MODERADA. La persona sufre un fuerte deterioro en la memoria. Olvida hechos recientes. Suele preguntar por familiares ya fallecidos y tiene alucinaciones, miedos… en esta fase el enfermo suele tener reacciones agresivas, dificultad para coordinar sus movimientos y menos vocabulario. Llevar la vida diaria se hace cada vez más difícil.
FASE SEVERA. En esta fase el enfermo es totalmente dependiente de las personas que lo cuidan, no reconoce ni el pasado ni el presente pues ha perdido completamente la memoria. No reconoce ni a hijos ni a su cónyuge, ni al resto de familiares. Ahora ya no habla, solo balbucea. La mayor parte del tiempo lo pasa en la cama.
Acudir cuanto antes al médico resulta fundamental para que se tomen las pautas adecuadas respecto a la evaluación de la pérdida de autonomía de la persona y de seleccionar el mejor tratamiento.
AUNQUE TU ME OLVIDES…
Para todos aquellos que han de convivir con esta enfermedad, familiares, cuidadores… ellos han de saber que son la “linterna” que ha de alumbrar lo olvidado.
Por ello aquí dejo unos consejos a seguir para mejorar la calidad de vida del enfermo:
- Llevar siempre la misma rutina con el enfermo.
- No regañarle.
- No le tomes a mal sus errores y equivocaciones, son producto de su enfermedad.
- No discutir nunca con el enfermo. Intentar mantener la calma todo lo posible.
- Alabarle sus logros, animarlo, enseñarlo, nunca le avergüences. Puedes ayudarle con su autoestima dejándole una pequeña cantidad de dinero para que él la administre, haciéndole partícipe en las reuniones y conversaciones familiares, etc.
- Deja que el enfermo lleve su propio ritmo.
- Demuéstrale afecto.
Es muy importante que seas consciente de que si tú eres el familiar que está a cargo de una persona con Alzheimer debes cuidarte tú. Apoyarte en las personas de tu alrededor, hablar de cómo te sientes y cómo te afecta su enfermedad y permitirte tener un tiempo libre, son algunas de las medidas que puedes y debes llevar a cabo. Recuerda que si eres su sostén, tú también debes estar sano.
Es muy duro ver como paso a paso nuestro ser querido se va marchitando, cómo te deja de hablar o ya ni siquiera se acuerda de ti. Muchos daríamos lo que fuera por un abrazo más, una mirada más, por un pedacito de ese universo que compartías y que sabes que no volverá jamás.
Por eso, cada ráfaga de luz que les saca de esa oscuridad en la que el Alzheimer les ha sumido, nos recuerda que pase lo que pase, merece la pena cada segundo al lado de nuestros seres más queridos.
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.”
-Jorge Luis Borges-
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